El fast fashion, esa moda rápida que nos llena de ofertas con miles de nuevos estilos cada semana, parece la solución perfecta para satisfacer nuestras ansias de estar siempre a la última. Sin embargo, detrás de esas tendencias fugaces se ocultan efectos devastadores para el medio ambiente, los derechos laborales y, en última instancia, para nuestra propia salud como consumidores.